lunes, 1 de febrero de 2016

Objetivos de la educacion en valores

Aportar a la formación integral del ser humano requiere del establecimiento de unos objetivos claros y pertinentes. La educación en valores tiene como propósito propiciar la interiorización de pautas de comportamiento positivas que posibiliten un vivir de modo justo y solidario, la práctica de actitudes orientadas a la transformación del entorno, el respeto a la personalidad y autonomía de cada individuo, sin dejar de lado la estructura y las normas de convivencia que sustentan la sociedad. Para alcanzar dichos propósitos, la educación en valores debe en primera instancia facilitar “la adaptación de los individuos a las formas sociales de convivencia, y sobre todo cuestionando tales formas cuando son injustas, e incluso ideando soluciones originales y correctas si es preciso enfrentarse a nuevos conflictos de valor”8, a través de la crítica de las formas sociales y el planteamiento de estrategias de acción, desde el rol de estudiantes y ciudadanos, para conducir a la creación de criterios y a la implementación de normas de convivencia. En segunda instancia, “se trata de construir un procedimiento que respete la autonomía, la conciencia y la responsabilidad de cada sujeto, pero que no se limite a ese momento subjetivo e individual” . Ha de ser un procedimiento que tenga en cuenta la condición social de los individuos y las necesidades imperantes del otro, para la construcción y trascendencia del yo. Sin embargo, las acciones para alcanzar los objetivos de la educación en valores no pueden estar supeditadas exclusivamente a los procesos de socialización, ya que estos han de estar acompañados de un proceso de formación permanente que garantice el desarrollo del juicio crítico de niños, niñas y jóvenes frente a las estructuras personales y sociales relacionadas con los conflictos de valor o ética. En consecuencia, nace la inquietud de iniciar las orientaciones para este proceso sin caer en posturas extremas; para ello, se deben hallar criterios universales o mínimos de convivencia entre los individuos que componen una sociedad, acerca de lo bueno o más conveniente desde la colectividad y estructura personal, para la consolidación de la sociedad esperada. En segundo lugar, se deben crear espacios para que los individuos reconozcan la importancia de convivir en sociedades multiculturales, respetuosas de la autonomía y vigilantes de la responsabilidad social; que se involucren en proyectos tendientes al bienestar colectivo y ante todo, trabajen por una sociedad basada en la inclusión y participación activa como elementos integrados al estilo de vida personal, más no como simples conceptos utópicos guardados en escritos jamás leídos.

Tomado de PROFIC

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